Recuerdo como si fuese ayer… hace ya más de 14 años que comencé en práctica. Algo que no muchas personas saben es que soy tercera generación quiropráctico, nieto del primer quiropráctico en Puerto Rico, el Dr. Ralph U. Sierra.

De cierta manera siento que llevo en práctica toda mi vida, porque desde pequeño crecí con principios muy diferentes a los de la mayoría de las personas. Mientras muchos escuchaban que para estar saludable “necesitas un medicamento”, en mi casa aprendí que el cuerpo tiene un potencial de sanación increíble cuando le damos lo correcto.

Desde niño trabajaba como asistente en la oficina de mis papás. Hablaba con pacientes, observaba sus cambios y hasta me convertí en el quiropráctico de mi mamá (sí, desde pequeño ella me pedía ajustes… y al día de hoy, soy el único que le ajusta).

Al abrir mi práctica, los resultados se corrieron de boca en boca, incluso antes de las redes sociales. Llegó un momento en que atendía un promedio de 150 pacientes al día.

Pero una y otra vez escuchaba a los pacientes hablar de efectos secundarios por medicamentos para bajar inflamación y dolor. Muchos los tomaban por meses o años, ya sin notar diferencia… pero sí con efectos no deseados. Recuerdo que al principio algunos ni sabían que los medicamentos podían causar efectos secundarios. Eso me marcó.

Así nació mi compromiso: crear una alternativa natural, segura y efectiva. Desarrollamos NeuroFlame, con 13 ingredientes que trabajan en sincronía para modular la inflamación, apoyar la movilidad y mejorar la calidad de vida.

*El ajuste a 1½ scoops debe ser orientado por un profesional de la salud.